Brasil enfrenta una de las sequías más devastadoras en la historia de la Amazonía, con consecuencias catastróficas para la vida silvestre y las comunidades locales. Más de 100 delfines y miles de peces han muerto debido a la intensa ola de calor que azota la región. En áreas como el Lago Tefé, las temperaturas del agua han alcanzado los 40°C a tres metros de profundidad, un nivel peligrosamente superior a la media, que está poniendo en grave riesgo los frágiles ecosistemas amazónicos.

Los efectos de esta sequía prolongada, que ha reducido los ríos de la cuenca amazónica a niveles históricos mínimos, no solo amenazan la fauna acuática. También están aislando vastas áreas debido a la imposibilidad de navegar por los ríos, afectando a miles de personas que dependen del transporte fluvial para acceder a alimentos, medicinas y otros recursos esenciales.

Fuentes oficiales en Brasil advierten que esta situación crítica podría extenderse hasta enero de 2025, exacerbando aún más la crisis. La Amazonía, conocida como la mayor reserva de agua dulce del mundo, está al borde de un colapso ecológico sin precedentes.

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